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Aprender a Hablar … De Nuevo

06 Dec, 2016

by ChristianWorks

Las palabras tienen el poder de ofrecer a aquellos que nos rodean amor y seguridad o amargura y ansiedad. Las personas heridas tienen dificultades en sus relaciones y en la comunicación. Si somos honestos, a la mayoría de nosotros nos han herido. Se dice que, “una persona herida, hiere a otros” y es probable que respondamos a los demás como nos han enseñado así sea por experiencia propia o por como hayamos sido criados.

Se necesita tiempo, determinación y re-entrenamiento para romper el ciclo de la forma en que nos relacionamos con los demás. Alrededor de la edad de dos años hemos aprendido la lengua hablada en nuestro hogar. Puede que no nos hayamos dado cuenta de que las palabras que hemos aprendido desde niños representan muchas reglas de familia. Como adultos, esperamos que otros sepan esas mismas reglas familiares y nos sorprendemos cuando otros desafían nuestras “reglas”. Esto resulta en juzgamientos y suposiciones basadas en pensamientos irracionales que a la vez afectan nuestras relaciones.

Cada uno de nosotros ha sido criado en una familia de origen con normas específicas de comunicación que se han transmitido de generación en generación. Estas pueden incluir ideas tales como:

  • Los niños pueden ser vistos pero no deben ser escuchados
  • Los hijos deben obedecer a los adultos sin hacer preguntas
  • La ira es mala
  • Ciertos temas de conversación están fuera de límite
  • No debes llorar
  • No debes mostrar tus emociones
  • No hagas preguntas
  • No molestes a la gente

Este conjunto generacional de normas y estilos de comunicación probablemente fueron transmitidos a usted por sus padres, quienes fueron buenas personas y que hicieron su mejor esfuerzo. Pero a la vez, ellos no se dieron cuenta que también estaban transmitiendo parte de sus propios conflictos no resueltos. Es importante entender esto como un punto de partida en la terapia.

Podemos mirar nuestro pasado para reflexionar y tomar decisiones que nos ayuden a sanar y a romper con los patrones generacionales de comunicación que han sido poco saludables. También podemos analizar los buenos patrones de comunicación que recibimos de pequeños para poder apreciar aquellas interacciones amables y amorosas que nos han ayudado y que deseamos seguir promoviendo.

¿Por qué nuestro pasado y la infancia son tan importantes y tan mencionados en este tema sobre la comunicación? Nuestra identidad básica o personalidad se forma durante la infancia. Aunque adoptemos una falsa identidad para hacer frente a nuestras situaciones, nuestras palabras habladas salen de nuestro verdadero ser. Si estamos heridos, en última instancia vamos a herir a otros. Si no podemos ver el mérito en nosotros mismos, no podemos comunicar mérito hacia los demás. Si no podemos ver la belleza en sí mismos, entonces vamos a reflejar lo que vemos. Llegamos a ser el objeto de nuestro enfoque. A través de un proceso de descubrimiento, podemos experimentar el poder sanador del amor de Dios y aprender a amar a los demás. Nuestras palabras pueden convertirse en palabras de sanidad y aliento. Incluso si hemos sido avergonzados en el pasado, aún podemos motivar a otros.

Los estilos de comunicación pueden ser analizados a través de teorías como el análisis transaccional. En este modelo hay tres estados del yo: padre, adulto y niño. Una persona que se ha desarrollado saludablemente tiene una mezcla de los tres estados pero controlado por el estado del yo adulto. Ciertas circunstancias de la vida pueden intentar activar una respuesta por parte del yo niño o del estado del yo padre. Estos estados del yo (niño y padre) casi siempre generan cambios dañinos. Una vez que el individuo entiende por qué y cómo se está comunicando, es capaz de realizar cambios sin directivas explícitas a su propio ritmo y el impacto que tiene dentro de su círculo de familiares y amigos.

Tal vez el mejor cambio que podemos poner en práctica inmediatamente es comenzar a utilizar “afirmaciones del yo” para mejorar la comunicación. Una declaración que generalmente es fácil y que consiste de pocas palabras es: “Yo me siento _________ al/ cuando __________. ”

Al comenzar con la palabra “Yo” en lugar de “Tu”, la posibilidad de una respuesta defensiva se ve disminuida. “Yo me siento ignorado cuando tu lees hasta tarde en la noche.” Este es un ejemplo de una comunicación directa que no es tan amenazante como: “Tú siempre lees hasta tarde todas las noches!” Esta frase afirma ira y juzgamiento hacia la otra persona. Una respuesta esperada sería: “¡No es cierto!” La persona que se siente ignorada podría dar el siguiente paso para expresar lo que le gusta de la siguiente manera: “Me gustaría que tu ____________.” Y completar la frase con una de las siguientes opciones: hicieras un juego conmigo, dieras un paseo conmigo, hablaras conmigo por un rato, leamos algo juntos”

Una confrontación desafiante se puede evitar con este tipo de comunicación directa. Se requiere práctica y comprensión de sí mismo, lo suficientemente, para saber cómo nos sentimos y lo que queremos. Curiosamente, muchas personas comienzan una conversación sin entender lo que realmente están sintiendo ni lo que quieren lograr. El tratar de leer la mente del otro y hacer suposiciones son razones comunes de muchas discusiones hirientes. Las palabras crueles a menudo provienen cuando no se toma el tiempo para conocer la realidad de la otra persona. El hacer preguntas puede evitar muchas conversaciones conflictivas. Las preguntas abiertas son mejores y muestran que estamos realmente interesados en su respuesta… si, por supuesto, realmente escuchamos.

Escuchar es otra habilidad de la comunicación que requiere práctica. A veces escuchar es suficiente. El problema puede ser resuelto fácilmente y la persona podría tener ya una solución; sólo faltaría procesar verbalmente el evento crítico. Un simple, “Está bien, ya entendí”, o “¿Hay algo que pueda hacer por ti?” podría ser la mejor respuesta. Escuchar es la parte más importante de la comunicación y es la parte más fácil de fallar!

Aprender a hablar de un modo nuevo es un cambio de vida. Se puede sentir incómodo al principio, pero se irá haciendo más fácil. A veces tenemos que incomodarnos y hacer las cosas de una forma diferente, que se sientan extrañas para descubrir cosas importantes.

Tenemos que pensar en lo que realmente queremos para comunicarnos en lugar de repetir como loros las frases que hemos escuchado de otros. En ese momento estaremos revelando nuestro verdadero yo y nos abriremos a la intimidad en un nivel que no hemos experimentado antes.

Por Rita Peterson

Traducido por Angela Belton, LPC (Consejera Profesional Licenciada)


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